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LA CRIPTOGRAFÍA EN LA HISTORIA

La historia nace con la escritura, que ha representado no sólo el mayor hito en la comunicación humana, sino también la mejor manera de mantener la fidelidad de la memoria, evitando que cada generación de vea obligada a comenzar de cero en el camino de la civilización. Existe naturalmente la tradición oral, anterior a la propia escritura, pero es volátil y subjetiva, redundante en sí misma y cambiante en cada trasmisión, y de la que no queda constancia si desaparecen sus narradores. La prueba de ello es que los pueblos carentes de escritura siguen incluso en pleno siglo XXI encerrados en el pozo cultural del Neolítico, mientras que aquellos que han gozado de su beneficio, han hecho avanzar a sus civilizaciones hasta cotas inimaginables y exploran las estrellas y todas las sendas del conocimiento.

Junto a la escritura que pretendía mantener y difundir la sabiduría, los hechos históricos o las normas comunes, se creó también la que permitía enviar mensajes entre personas determinadas, y cuando el tema tratado era sensible o peligroso se recurrió rápidamente a signos o convenciones particulares para que las miradas ajenas no pudieran averiguar su significado. De esta manera nació la Criptografía, llamada así por los términos griegos CRIPTOS (secreto) y GRAFOS (escritura), y que mediante diversas técnicas permitía que dichos mensajes pudieran ser únicamente compartidos por el autor y el destinatario.

Es indudable que las escrituras secretas han tenido una gran importancia en el devenir de los hechos históricos, pero por su propia naturaleza, en muy pocos casos han salido a la luz. Aquí intentaré relatar algunos de estos casos, insertados en las vicisitudes humanas que acabaron por cambiar. Esta página no pretende por lo tanto ser una "Historia de la Criptografía", sino más bien mostrar como la propia criptografía se engarza en el entramado de la historia, otorgando sentido a muchos enigmas que de otra forma no tienen explicación.




El telegrama Zimmerman

El 7 de mayo de 1915, a las dos de la tarde, el trasatlántico Lusitania de la Cunard Line se encontraba en las proximidades del faro de Old Kinsale en Irlanda, cuando apareció en la mira del periscopio del U-20 del comandante Walter Schwieger. Poco después un torpedo impactaba en su casco y el elegante buque de 35.000 toneladas, gemelo del Mauritania, se hundía en un fondo de 90 metros llevándose consigo a 1.198 pasajeros, entre ellos a más de cien norteamericanos.

 

El trasatlántico RMS Lusitania, hundido por el U-20 en 1915

 

Muchos historiadores citan el ataque a este buque de pasajeros desarmado y la consiquiente pérdida de vidas de ciudadanos propios como el principal motivo por el que Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, y sin embargo, entre esta fecha y el mes de abril de 1917, cuando finalmente se produjo la adhesión a los Aliados europeos que luchaban contra los Imperios Centrales, pasaron dos años en los cuales el presidente demócrata Woodrow Wilson no mostró la más mínima intención de sumarse a la Gran Guerra.

Las intervenciones de USA se resumían por entonces a seguir los dictados del Secretario de Estado Richard Lansing en su propio continente, con el apoyo material que dio en 1914 al mejicano constitucionalista Venustiano Carranza frente al general Victoriano Huerta, y los desembarcos en Haití y la República Dominicana para imponer gobiernos favorables a sus intereses. Por el asunto del Lusitania, en cambio, no se pasó de una condena pública a Alemania y la presentación de las correspondientes quejas diplomáticas ante el embajador Johann Heinrich von Bernstorff.

En el Viejo Continente, a principios de 1917 la guerra seguía con toda su crudeza. Alemania aguantaba en las embarradas trincheras del norte de Francia mientras masacraba a las desmoralizadas tropas zaristas en el frente oriental. Austria luchaba con los italianos en las colinas del Piamonte mientras Turquía, una vez conjurado definitivamente el desembarco inglés en la península de Gallípoli, perdía terreno poco a poco en el cercano oriente, empujada hacia Damasco por el ejército de Allenby y por las tropas árabes que había sumado a la acción el mítico Lawrence de Arabia.

Diríase que en aquel momento existía un frágil equilibrio entre dos gigantes agotados que necesitaban de permanentes inyecciones de recursos para no desfallecer. La población alemana, sujeta a un firme bloqueo del Mar del Norte por la marina británica, comenzaba a pasar hambre en aquel frío invierno, mientras en el otro bando, tanto la Francia de Clemenceau como la orgullosa Inglaterra estaban exhaustas debido a la sangría de vidas y caudales. Las arcas inglesas se encontraban casi vacías después de tres años de gastar más de 10 millones de libras diarias por los pertrechos que venían de los países neutrales, especialmente de Estados Unidos.

Las bazas que les quedaban por jugar por ambos contendientes no eran muchas, y si bien la flota de superficie germana no se aventuró más allá de sus costas a partir del empate técnico que representó la batalla de Jutlandia, disponía en cambio de un pequeño pero activo grupo de buques corsarios camuflados en inofensivos mercantes, y sobre todo de los sumergibles de la Kaiserliche Marine, que apostados en las costas inglesas y el canal de Irlanda se cobraban un precio de cada vez más grande en buques mercantes cargados de cañones y municiones que resultaban totalmente imprescindibles para mantener equilibrado el frente aliado occidental.

 

 

La tierra arrasada entre las trincheras del frente occidental  Soldados australianos con máscaras anti-gas Uno de los primeros tanques aliados

 

En esta situación, el 17 de enero de 1917, una copia de un telegrama cifrado llegó a la llamada Sala 40, sede del servicio criptográfico de la Inteligencia Naval británica, dirigida por el almirante William R. Hall.

Al parecer, el mensaje había sido transmitido desde Berlín por la embajada americana y llegó a Inglaterra a través del cable submarino que comunicaba con Dinamarca, para después seguir su camino por otro cable a través del Atlántico y llegar a los Estados Unidos. Pero lo insólito era que dicho envío no era de procedencia americana, sino que su remitente era el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y el destinatario su delegación en Washington.

El motivo para de se diera esta extraña combinación era que desde el principios de la guerra los buques ingleses Alert y Telconia habían cortado todos los cables submarinos trasatlánticos que salían de Alemania, y a partir de entonces los germanos se vieron obligados a enviar sus mensajes a través de los poco fiables sistemas de radio de entonces o aprovechar el ofrecimiento del presidente americano Wilson, que en un intento de mantener buenas relaciones con este país, les ofreció el conducto de sus propios canales diplomáticos.

A los alemanes no les importó aceptar, ya que sus mensajes estaban cifrados y no tenían constancia que los americanos dispusieran de analistas capaces de romper sus códigos, pero no contaron con que los ingleses, cuyas agencias tenían mucha más experiencia en esta materia, espiaban todo el tráfico de mensajes que pasaban por su isla hacia el Nuevo Mundo .

El mensaje en cuestión era inusualmente largo, pero lo que más llamó la atención de la Sala 40 fue haber detectado el mismo texto por otros dos caminos distintos, uno de los cuales era llamado "la ruta sueca", lo parecía indicar que se trataba de algo importante cuya recepción deseaban asegurar.

En un primer análisis, los expertos Nigel Grey y William Montgomery comprobaron que estaba cifrado mediante la clave diplomatica alemana 0075, compuesta por una secuencia de grupos de números, cada uno de los cuales significaba una palabra.

 

Edificio de la Inteligencia Naval Británica, sede del servicio de criptoanálisis denominado Sala 40
  Recreación con actores del trabajo de Nigel Grey y William Montgomery (este último, pastor anglicano)

 

 

A diferencia del cifrado clásico, en que cada carácter es sustituido o permutado por otro siguiendo unas reglas determinadas, el cifrado por códigos se basa en la sustitución directa de palabras por sus equivalentes contenidas en un libro-diccionario de mayor o menor extensión. Si ser demasiado estrictos podríamos compararlo a una sustitución monoalfabética pero con cientos o miles de signos. Naturalmente, para impedir que un código del que se han interceptado un cierto número de mensajes sea roto por un simple análisis de frecuencias, también se recurre a los viejos sistemas medievales denominados “homófonos” y “nulas”. El primero de ellos consiste en repetir las equivalencias de las palabras o partículas gramaticales más comunes, como pueden ser la “a”, “de” o “el”, para así “diluir” su abundancia entre códigos que parecen distintos. Y las “nulas” son códigos que no significan nada, que repiten combinaciones inusuales, como “XXXXXX”, o incluso palabras correctas colocadas en lugares evidentemente incorrectos, todo lo cual complicará el trabajo de suposición de los criptógrafos pero en cambio no comprometerá el sentido final del mensaje.

El código 0075 no era una excepción en estos aspectos ya que contenía unas 10.000 palabras y disponía además de la ventaja de su novedad, ya que había aparecido apenas seis meses antes, pero en este caso Grey y Montgomery contaban con la ayuda del genial Dilly Knox, un estrafalario profesor de lenguas clásicas del King’s College que había sido reclutado por el almirante Hall, y que haciendo gala de métodos poco ortodoxos demostraba una inusual habilidad para desvelar detalles y coincidencias que a otros analistas les pasarían desapercibidos.

Parece ser que la labor de descifrado de este telegrama se llevó a cabo al principio sólo de una manera parcial pero suficientemente precisa como para entender el significado. Eran instrucciones del ministro de asuntos exteriores alemán, Arthur Zimmerman, a Heinrich Von Bernstorff, su embajador en Washington, para que a su vez enviara a su homólogo en Ciudad de Méjico, Von Eckardt, una propuesta dirigida al presidente mejicano Venustiano Carranza. Debía informarle que a partir del mes de febrero los submarinos alemanes torpedearían sin reservas de ningún tipo cualquier buque mercante o de pasajeros de cualquier nacionalidad que se aproximara a las costas inglesas o francesas, y que si ello acababa provocando la entrada en guerra de Estados Unidos, estaba dispuesto a establecer una alianza con Méjico para que éstos atacaran a los americanos por su frontera sur. Añadía a su ofrecimiento ayuda financiera. Asegurando que al firmarse la paz, los mejicanos se resarcirían con creces de su vecino del norte y recuperarían los estados de Tejas, Arizona y Nuevo Méjico.

Arthur Zimmerman, ministro de Exteriores
              del Kaiser Guillermo II

Según el ministro alemán, Inglaterra se encontraba al límite de sus fuerzas, y la nueva campaña submarina representaría el toque de gracia que les obligaría en pocos meses a pedir la paz.

A la vez, Zimmerman pedía al presidente Carranza que hiciera de puente para pasar la misma petición al gobierno japonés, que de igual forma obtendría importantes ganancias territoriales incluso en el continente americano.

El texto era una verdadera bomba que podía romper la visión pacifista en que se había embarcado el presidente americano Woodrow Wilson, el cual pretendía mantener una neutralidad imposible en un mundo en llamas y contemporizar con una Alemania expansionista cuyo claro interés era la dominación de Europa y erigirse a la postre como única e incontestable potencia del orbe. Sin embargo, existía el problema casi insalvable que los ingleses habían obtenido esta información espiando precisamente los canales diplomáticos americanos, y por tanto, no podían presentarse en la Casa Blanca con el resultado de su trabajo y confiar en que este “detalle” no perjudicara de forma grave las relaciones entre ambos países.

Existía además la cuestión de dar veracidad al mensaje, ya que la propia Alemania podría negar su autoría y alegar que todo ello era un montaje inglés para conseguir arrastrar a los Estados Unidos a la guerra.

La solución vino del otro lado del Atlántico, ya que la Inteligencia Británica supuso que la embajada alemana en Washington utilizaría la red telegráfica comercial para reenviar las instrucciones de Zimmerman a Ciudad de Méjico. Y la intuición tuvo su premio, ya que un misterioso agente denominado “Señor H” pudo obtener una copia del telegrama en la oficina de la Wenstern Unión de la capital mejicana.

Copia del telegrama conseguida en Ciudad de Méjico

En este nuevo texto había llegado vía Galveston y estaba fechado el 19 de enero, dos días después de haber interceptado el telegrama original en Inglaterra. En este caso iba firmado por el embajador en Washington, Von Bernstorff , y dirigido a la Delegación Alemana en Méjico capital. Otro cambio era la propia clave, que había sido cambiada por la denominada 13042, la cual era una variante de la 13040. Y a partir de aquí las fuentes históricas están divididas. Por una parte circula la versión de la historiadora norteamericana Bárbara Tuchman, afirmando que los ingleses tenían la suerte de poseer un libro de claves del código 13040 que habría sido obtenido al detener en Siria a Wilhem Wassmus, un cónsul alemán que trabajaba para los servicios secretos de su país intentanto levantar a las tribus árabes contra el Imperio Británico. Pero el renombrado experto en criptología David Kahn, autor de “The Codebreakers”, opina que los criptógrafos ingleses no disponían de tal libro y que en realidad el código fue roto gracias a la habilidad los expertos la Oficina 40.

Algunos documentos de esta época muestran tiras de números correspondientes al telegrama Zimmerman con anotaciones a lápiz, indicando que en su descifrado se utilizaron los habituales procedimientos deductivos de prueba y error, nada de lo cual habría sido necesario de haber dispuesto del código real.

La interpretación que recoge Tuchman, que surgió de la rumurología algún tiempo después de estos hechos, puede ser debida a una desinformación sembrada de forma consciente por el Almirante Hall, en la necesidad de ocultar que los criptoanalistas ingleses estaban en condiciones de romper los códigos de otros países, lo cual era siempre mucho más peligroso para cualquier potencial enemigo que el hecho fortuito que hubieran capturado un libro de claves.

En poco tiempo, el texto dirigido a Von Eckardt quedó totalmente descifrado y traducido, y una vez eliminadas las cabeceras y adaptadas las diferentes formas verbales entre idiomas; decía lo siguiente:

 

“Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos de América.
En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción.
Queda usted encargado de informar al presidente de todo lo antedicho, de la forma más secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América sea un hecho seguro. Debe además sugerirle que tome la iniciativa de invitar a Japón a adherirse de forma inmediata a este plan, ofreciéndose al mismo tiempo como mediador entre Japón y nosotros.
Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses.”

 

Texto descifrado por la Sala 40, tal como fue entregado por Lord Balfour al gobierno americano   Documento original que muestra pruebas efectuadas por los criptógrafos ingleses

 

 


 

Traducción del código 13042 al alemán, extraído del libro de Bárbara Tuchmann "El telegrama Zimmerman". La equivalencia al texto en castellano es obra del profesor Arturo Quirantes
(http://www.cripto.es/enigma/boletin_enigma_1.htm)

 

  Código   Significado en alemán   Significado en castellano    Código
 Significado en alemán
  Significado en castellano
 130    (nº del telegrama)    98092  U-boot  submarino
 13042    (nº de clave)    590  krieg  guerra
 13401  Auswartiges amt  ministerio as. exteriores    11311  zu  a
 8501  telegraphiert  telegrafía    10392  beginnen  comenzar
 115  Januar 16  16 de Enero    10371  stop  . (punto)
 3528  colon  : (dos puntos)    0302  es wird  se
 416  nummer 1  número 1    21290  versucht  intentado
 17214  ganz geheim  alto secreto    5161  werden  será
 6491  selbst  usted mismo    39695  Vereiningten Staaten  Estados Unidos
 11310  zu  (part. infinitiva)    23571  trotzdem  no obstante
 18147  entziffren  descifrar    7504  neutral  neutrales
 18222  stop  . (punto)    11269  zu  a
 21560  wir  nosotros    18276  erhalten  mantener
 10247  beabsichtigen  tenemos la intención de    18101  stop  . (punto)
 11518  am  a partir de    0317  für den fall
 para el caso
 23677  ersten  primero    0228  dass dies  de que (ello)
 13605  Februar  febrero    17694  nicht  no
 3494  un  sin    4473  gelingen  lograr
 14936  eingeschrankt  restricciones    22284
 sollte  hubiera (adverbio)



  Código   Significado en alemán   Significado en castellano
  Código   Significado en alemán   Significado en castellano
 22200  comma  , (coma)
   12224  unterstützung  ayuda
 19452  schlagenr  ofrecer    6929  und  y
 21589  wir  nosotros    14991  einverständnis  acuerdo
 67893  Mexico  Méjico    7382  unserer  parte
 5569  auf  sobre    15857  dass  de que
 13918  folgender  siguientes    67893  Mexiko  Méjico
 8958  grundlage  bases    14218  in  en
 12137  bündnis  alianza    36477  Texas Tejas
 1333  vor  (prefijo verbo ofrecer)    5870  comma  , (coma)
 4725  stop  . (punto)    17553  neue  nuevo
 4458  gemeinsam  juntos    67893  Mexiko  Méjico
 5905  krieg  guerra    5870  comma  , (coma)
 17166  führen  conducir    5454  AR  AR
 13851  stop  . (punto)    16102  IZ  IZ
 4458  gemeinsam  juntos    15217  ON  ON
 17149  friedenschluss  tratado de paz    22801  A  A
 14471  stop  punto    17138  früher  anterior
 6706  reichlich  generosa    21001  verloren  perdido
 13850  finanzielle  financiera    17388  Gebiet  territorio



  Código   Significado en alemán   Significado en castellano

  Código   Significado en alemán   Significado en castellano
 7446
 zurück
 de vuelta
   13347
 ausbruch
 declaración
 23638
 erobern
 conquistar
   20420
 mit
 con
 18222
 stop
 punto
   39689
 Vereiningten Staaten
 Estados Unidos
 6719
 regelung
 tramitación
   13732
 fest
 seguro
 14331
 im
 en
   20667
 steht
 sea
 15021
 einzelnen
 detalles
   6929
 und
 y
 23845
 euer hochwohlgeboren
 su excelencia
   5275
 anregung
 sugerencia
 3156
 überlassen
 quedan
   18507
 hinzufügen
 agregar
 23552
 stop
 punto
   52262
 Japan
 Japón
 22096
 sie
 usted
   1340
 von
 por
 21604
 wollen
 sírvase
   22049
 sich
 sí mismo
 4797
 vorstehendes
 de lo que precede
   13339
 aus
 de
 9497
 dem
 al
   11265
 zu
 a
 22464
 präsident
 presidente
   22295
 sofortig
 inmediatamente
 20855
 streim
 secreto
   10439
 beitretung
 unión
 25610
 eröffen
 hacer saber
   14814
 einladen
 invitar
 18140
 comma
 , (coma)
   4178
 zu
 (part. infinitiva)
 22260
 sobald
 tan pronto (como)
   6992
 und
 y
 5905
 kriegs
 guerra
   8784
 gleichzeitig
 simultáneamente



  Código   Significado en alemán   Significado en castellano

  Código   Significado en alemán   Significado en castellano
 7632
 zwischen
 entre
   13486  aussicht
 perspectiva
 7357
 uns
 nosotros
   9350  bietet
 ofrece
 6926
 und
 y
   9220  comma
 , (coma)
 52262
 Japan
 Japón
   76036  England
 Inglaterra
 11267
 zu
 a
   14219
 in
 en
 21100
 vermitteln
 intermediar
    5144  wenigen
 pocos
 21272
 stop
 . (punto)
   2831
 monat
 mes
 9346
 bitte
 por favor
   17920
 -en
 -es
 9559
 den
 al
   11347
 zum
 hacia
 22464
 präsident
 presidente
   17142
 frieden
 paz
 15874
 darauf
 de esto
   11264
 zu
 (part. infinitiva)
 18502
 hinweisen
 advertir
   7667
 zwingen
 obligar
 18500
 comma
 , (coma)
   7762
 stop
 punto
 15857  dass
 que
   15099
 empfang
 recibo
 2188  rücksichtslos
 despiadado
   9110
 bestahigen
 acuse
 5376  anwendung
 uso
   10482
 stop
 . (punto)
 7381  unserer
 nuestros
   97556
 Zimmermann
 Zimmermann
 98092  U-boote
 submarinos
   3569
 stop
 . (punto)
 16127  jetzt
 ahora
   3670
 schluss der depesche
 fin del telegrama

 


 

El texto acabado y con las pruebas que certificaban que su origen había sido la embajada alemana en Washington fue entregado por el propio almirante Hall al Secretario de Exteriores británico James Balfour, de su mano pasó al embajador americano en Londres y de allí viajó por valija segura a Estados Unidos.

Pese a la postura conciliadora que mantenía la Casa Blanca con Alemania, los servicios de inteligencia siempre habían estado al tanto de las permanentes maniobras de este país para inestabilizar el continente americano. A igual que en Europa Zimmerman apoyó firmemente a Lenin contra su enemigo el Zar Nicolás II, y en África y Medio Oriente financió a aventureros como Leo Frobenius en su intento de imitar a Lawrence de Arabia, el ministro alemán estaba convencido que el eslabón débil de los Estados Unidos era precisamente Méjico, y que si conseguía mantener en este país un clima de permanente agitación acompañada con ataques esporádicos a los estados sureños de la Unión, a Washinton no le quedaría otro remedio que mantener sus tropas en constante estado de alerta o de obligarlas a empeñarse en inciertas campañas militares en un país donde la fragmentación del poder entre facciones revolucionarias imposibilitaba llegar a cualquier paz permanente. En uno u otro caso, la intención del ministro alemán era que las tropas yankees se mantuvieran lejos de Europa.

La inteligencia americana tenía fundadas razones para sospechar de la planificación de alemana en dos fallidas campañas del general golpista Victoriano Huerta, que en 1913 se había erigido en el poder al asesinar al presidente electo Francisco Madero. La primera, cuyo autor intelectual habría sido Paul Von Hintze, consistiría en un ataque para apoderarse del Canal de Panamá con un ejército de diez mil hombres que llegó a estar concentrado en el estado de Chiapas. Y la segunda era la guerra limitada contra Estados Unidos para recuperar los territorios perdidos setenta años atrás, en el tratado de Guadalupe Hidalgo, y que preveía la invasión de Arizona, Nuevo Méjico y Tejas, llegando a la ocupación de parte de California y de ciudades como Denver, en el estado de Colorado.

La ambiciosa idea, planificada por Carl Heynen y Federico Stallforth desde su base en Tampico, con la ayuda de unos 50 agentes, contaba también con el apoyo del importante ejército de Pascual Orozco desde Ciudad Juárez y disponía de las armas salidas de las fábricas del magnate mejicano-alemán Maximiliano Kloss. La invasión se produciría en dos frentes a través de Brownsville y El Paso, reclutando y armando a su paso a los cientos de miles de mejicanos que vivían en los estados del sur. A la vez, serían apoyados por los emigrados de Alemania englobados en la poderosa Liga Bohemia, con sede en Nueva York, asociación que también era controlada por agentes a las órdenes de Berlín.

Ninguna de las dos aventuras pudo llevarse a cabo por los levantamientos de Pancho Villa y Emiliano Zapata, que derrocaron a Huerta en 1914 y le obligaron a exiliarse en España, pero al año siguiente viajó a Berlín y obtuvo el apoyo de Zimmerman, el cual le entregó millares de armas y 2,5 millones de cartuchos para regresar a su país y retomar el poder.

Sin embargo, al llegar a Estados Unidos, las autoridades descubrieron el cargamento y lo encerraron en prisión, donde se dice que fue envenenado provocándole una cirrosis que finalmente acabó con su vida en el penal de El Paso en 1916.

Mientras tanto, en Méjico los revolucionarios habían creído en las palabras de Venustiano Carranza y dejaron el poder, pero al poco se sintieron traicionados por las tímidas reformas sociales incluidas en la nueva Constitución y volvieron a levantarse en armas. Carranza, que de manera evidente protegía a las oligarquías, recibió entonces el reconocimiento y el apoyo material de Estados Unidos, que de forma paralela decretó un embargo de suministros hacia sus oponentes. En enero de 1916, Pancho Villa, en clara represalia por el apoyo a Carranza, asesinó a 18 mineros americanos de la ASARCO en Santa Isabel, en el estado de Chihuahua, y dos meses más tarde, inducido por agentes germanos que le proporcionaron nuevas armas de Kloss, asaltó con 600 hombres la pequeña ciudad de Columbus, en Nuevo Méjico.

Una semana más tarde, el presidente Woodrow Wilson ordenaba al general Pershing que cruzara la frontera para capturar a Villa. La llamada Expedición Punitiva que llegó a contar con de 12.000 hombres, duró 11 meses y con poco más que algunas escaramuzas se adentró más de 600 kilómetros en territorio mejicano sin poder hallar al líder revolucionario, que después de resultar herido en una rodilla permaneció escondido todo el tiempo en una cueva de la sierra de Tarahumara.

 

Algunos de los protagonistas americanos de esta historia. De izquierda a derecha: el presidente de EUA Woodrow Wilson, el presidente de Méjico Venustiano Carranza, el general golpista Victoriano Huerta, y los revolucionarios Pancho Villa y Emiliano Zapata

 

 

En esta tesitura comenzó 1917 y el 1 de marzo la prensa americana hizo público el texto íntegro del telegrama Zimmerman. Los sentimientos estaban divididos, ya que una gran parte de la población estadounidense, producto de la intensa inmigración procedente de Europa seguía fiel a sus propios sentimientos nacionales, copia del bipolarismo del Viejo Continente, y a todo ello se sumaba a que tanto los pacifistas norteamericanos como muchos indecisos consideraron el telegrama como una maniobra de intoxicación de los servicios secretos ingleses para arrastrar al país a la Gran Guerra.

Pero de forma totalmente imprevista, dos días después el propio Zimmerman certificó desde Berlín su autenticidad, que repitió de nuevo en un discurso pocas semanas más tarde, matizando que hasta entonces era un documento privado sin más valor y que sólo sería entregado a Carranza en caso de hostilidades por parte americana. Es posible que pensara que una vez descubierta la maniobra al menos serviría para intimidar a este país y le obligaría a reconsiderar su apoyo a Inglaterra, lo cual no sólo demostraba un claro desconocimiento del modo de ser americano, sino también de las posibilidades del ejército mejicano para acometer semejante aventura. Pero de forma contraria a sus intenciones, la revelación provocó una oleada de indignación antialemana, y lo que podría haberse quedado sólo en sospechas discutibles, acabó convertido en un verdadero casus beli que precipitó los acontecimientos.

 

Portada del New York Times en que se da a comocer el Telegrama
Zimmerman y diversas reacciones al mismo


 

En Méjico, los generales del Estado Mayor de Carranza fueron mucho más prudentes que el ministro alemán, y después de reconocer la desproporción de la potencia industrial entre ambos países y el estado lamentable de sus tropas tras décadas de revoluciones y asonadas militares, desaconsejaron al Presidente considerar la propuesta. En respuesta a ello, el diplomático Francisco León de Barra era enviado a los pocos días a Washington, como comisionado de paz.

En Estados Unidos y ante el cambio radical en la opinión pública, el presidente Wilson dio definitivamente la espalda a quienes deseaban mantener la neutralidad a cualquier precio y ordenó armar los buques mercantes, con instrucciones precisas de responder de forma contundente a cualquier ataque germano. El 2 de abril, sólo un mes después de hacerse público el affaire Zimmerman, solicitaba al Congreso la declaración de guerra contra los Imperios Centrales, que fue refrendada por la cámara cuatro días más tarde y que representó con toda seguridad el factor que acabó inclinando la balanza hacia el lado de los aliados y, un año y medio más tarde, la derrota sin paliativos de Alemania, el Imperio Austrohúngaro, Bulgaria y Turquía.

 

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