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Realmente interesante y completo

Título: Cuando todo lo demás … falla
Autor: Mascareñas y Pérez-Iñigo, Carlos
Departamento/s: Ciencias y Técnicas de la Navegación, Máquinas y Motores Térmicos y Teoría de la Señal…
Resumen: “Cuando todo lo demás … falla” es un título clásico para cualquier charla, exposición, conferencia, libro o película que se base en comunicaciones de emergencia o catástrofe. La Radio, en mayúsculas, es el único medio autónomo de comunicaciones que queda después de un Tsunami o un Terremoto, pudiendo recordar, dentro del Siglo XXI los maremotos del Índico (2004) y de Japón (2013), así como los grandes terremotos de Turquía (1999), Haití (2010) y Nepal (2015), por lo tanto este libro está dirigido a aquellos profesionales de las radiocomunicaciones o aficionados a las radiocomunicaciones que quieran aprender más sobre su utilización en casos de emergencia o catástrofe. Es curioso, que en pleno siglo XXI, donde todos llevamos encima uno o dos teléfonos móviles, tarjetas con tecnologías 3G o 4G integradas, ordenadores con red WI-FI de serie, receptores GPS en los teléfonos móviles, banda ancha en nuestras casas con velocidades de 100 Gigabytes en los domicilios y de Terabytes en las Universidades, sigamos dependiendo de los radioteléfonos portátiles de VHF y UHF y de los transceptores de Onda Corta (HF) cuando la naturaleza se hace notar. Hay cuatro grupos principales de usuarios de los equipos transceptores de radio, por un lado los Ejércitos, y los servicios móviles civiles marítimos y aeronáuticos y por otro lado los Radioaficionados. Los primeros tienen sus doctrinas de comunicaciones completamente restringidas a cada unidad, batallón o ejército, buscando el secreto de las comunicaciones y la incompatibilidad con el resto de fuerzas posiblemente enemigas. Las unidades móviles marítimas y aéreas buscan la compatibilidad total de las comunicaciones dentro de sus propios servicios, así como frecuencias comunes para tareas de búsqueda y rescate de personas. Finalmente, en los últimos reina la pseudoanarquía dentro de un orden autoimpuesto con el fin de evitar molestar al que tiene la misma pasión que uno mismo desarrolla y también de poder encontrar a las estaciones que posteriormente utilizará para establecer el enlace y comprobar su pericia como técnico o como operador. Las únicas comunicaciones que son gratuitas son las de los Ejércitos y las de los Aficionados, pero ya que las de los primeros son encriptadas y cerradas, sólo nos quedan las de los segundos para poder ayudar en caso de catástrofe, además el número de radioaficionados repartidos por el Mundo puede aproximarse a los cuatro millones. Desde el invento de la Radio (1895) hasta hoy, se han producido avances tecnológicos importantes como la aparición de la válvula de vacío, el transistor, los circuitos integrados, los microprocesadores, los cuales han dado lugar a los teléfonos, televisores y sus cámaras de televisión, los satélites de comunicaciones, los ordenadores portátiles, las primeras redes y terminales de ordenador distribuidas, la red Internet, los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles, los microordenadores con teléfono incorporado y cámara de televisión, las tabletas y Dios sabe qué más se podrá inventar, pero todo ello adolece de que necesita energía eléctrica para funcionar y una infraestructura crítica para permitir la conexión. Nuestro magnífico “esmarfon”, sin red de telefonía móvil o sin red WI-FI se convierte en una mera cámara de fotografía o una agenda que dejará de funcionar al cabo de unas horas, cuando se le acabe la batería. En cambio, un radioteléfono de VHF o un transceptor de HF permitirá señalar la posición, llamar la atención y conseguir ayuda, o poder prestarla, sin necesidad de infraestructura, sólo sabiendo utilizar técnica y procedimentalmente el aparato. Ahora bien, tecnológicamente los equipos de radio también han evolucionado, tanto que, además de ser equipos de radio son equipos de radio con ordenador y, como veremos, ordenadores con equipos de radio conectados. Esta nueva tecnología será profusamente documentada en esta publicación. También veremos que para utilizar un equipo de radio no es necesario disponer de uno, porque hay multitudes de ellos disponibles en la red y que pueden ser utilizados de manera gratuita, gracias al altruismo de algunos radioaficionados y universidades y que para “hablar por radio” tampoco hace faltan equipos de radio, se puede chatear por la red Internet, aunque sí es necesaria la pertinente licencia de radioaficionado por cuestiones de orden. La única pega de estos “sistemas del Siglo XXI” es que cuando se va la luz o la red Internet, se produce el apagón tecnológico y hay que volver al Siglo XX, ya sea a nivel local, zonal, regional, nacional o supra-nacional y hay que tener mayores conocimientos de radio cuanto más grande es la zona de la catástrofe. Antenas, propagación, ruidos e interferencias son independientes de las tecnologías, así como de la legislación internacional que se aplique en cada banda de frecuencias. Los autores esperan que este libro les sea de utilidad y que aprendan a no confiar “a ciegas” en las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, que aún siendo de indiscutible utilidad para el progreso de la sociedad, también pueden ser la katana con la que la sociedad se haga el hara-kiri cuando más se necesiten